Alhama: En esta localidad, los carnavales se llevan a cabo durante los tres días previos al Miércoles de Ceniza, y el domingo siguiente a éste, más conocido como el Domingo de Piñata. El primer domingo por la mañana es la lectura del pregón por parte del pregonero. Al mismo tiempo, van haciendo acto de presencia, las diferentes máscaras, mascarones, murgas y comparsas, que ponen el broche de color con sus disfraces, y calor con el “lequillo” o sonsonete de las coplas carnavalescas. Durante los días siguientes, los grupos infantiles y juveniles son los protagonistas. En el Paseo del Cisne tiene lugar el concurso a la mejor máscara y posteriormente se ofrecen las meriendas para los más pequeños, donde se premia al mejor grupo de máscaras en cada categoría. También hay un premio a la mejor máscara individual.
El Carnaval en Alhama de Granada concluye con el “Domingo de Piñata”, primer Domingo de Cuaresma, con las actuaciones en el Paseo del Cisne, de todas las murgas y comparsas, tanto locales como de otros municipios de la Comarca, que se han inscrito en el registro del Ayuntamiento.
Guadix: En el Altiplano granadino son varios los pueblos que salen a la calle con sus mejores disfraces. Guadix es uno de ellos, y lo celebra con grandes cabalgatas, pasacalles, y bailes tanto para los mayores como para los más pequeños.
Güéjar Sierra: Los vecinos de Güéjar Sierra comienzan un intenso fin de semana de Carnaval con el Entierro de la Zorra “Arpía María”. Un muñeco realizado de trapos y cartón que representa a la “Zorra”, es sacado en andas por un grupo de máscaras, que la pasea por las calles del pueblo, acompañada del alcalde, el cura, los monaguillos y la veterinaria, quien certificará su muerte una vez finalizado el recorrido. Durante el trayecto y al paso de la comitiva, las gentes del lugar arrojan sobre la zorra aquellos objetos relacionados con algún hecho desagradable y los monaguillos reparten “el pater noster” entre el público con una escupidera de vino blanco, chorizos y morcillas.
La zorra, encuentra su triste final en la Plaza Mayor, donde tras el sermón del cura arde entre las llamas. Este acto es una alegoría a las desgracias pasadas y la ilusión por el comienzo de un año nuevo.